El 23 de agosto, las chicas nos fuimos de paseo.
Fue un domingo maravilloso, de sol, que invitaba a caminar. Lo teníamos planificado con unos días de anticipación y, aunque muchas de las compañeras del centro, no pudieron participar, las 13 que nos dimos cita, la pasamos de maravilla.
Se cumple la máxima, de que para ser feliz hace falta muy poco. También aquello de que el olor a las tostadas es el sinónimo de la alegría. Tostadas no hubo, pero sí un museo que es un deleite ( el del Traje),
un café emblemático de la zona Sur (La Poesía) y, las ganas de pasarla bien
Elegimos el El Museo del Traje porque es una verdadera delicadeza. De la colección, vimos vestidos con miriñaque, de finales del XIX, de los exóticos ´20, trajes de baño de 1890 a 1050, ropa de los ´´50 a los 80, ropita infantil muy antigua para pic-nic. Y elegantes con firma.
Vestimentas que nos hablan del espíritu, de las exigencias comerciales, de los anhelos de quienes las vistieron.
Vestimentas que nos hablan del espíritu, de las exigencias comerciales, de los anhelos de quienes las vistieron.
Quedamos con algunas amigas de repetir la vsiita, para observar en
detalle, los trajes de la primera sala, que con sus encajes y pedrerías despiertan reminiscencias de un pasado romántico.
Y si la colección es encantadora, que decir de la casa que la alberga - Chile 832- (Monumento Histórico Nacional).
Comenzó a construirse en 1832 y se la terminó, tal como la vemos
hoy, en 1907. Típica casa ¨chorizo¨, muestra tres patios deliciosos, uno con plantas misioneras casi centenarias. Conserva detalles originales:
solados de mosaicos, los artesonados en sus cielorrasos, las boiseries, y una mampara vidriada que recrea el estilo
Luis XV, y divide el salón de la salita de música.
Luego, nos fuimos a buscar un café y, recalamos en La Poesía. Nos regalamos el gusto y el oído, porque una señora al piano, hizo un festejo de la música.
Las más valientes, fuimos luego a pasear por San Telmo
y terminamos por la noche, viendo bailar tango en el Centro Julián Centeya.
Acá dejo unos videítos, que recuerdan esas horas bonitas que compartimos.